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Veinte años de poder y cero soluciones…
12 de diciembre de 2025
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Invocando el equilibrio en la opinión, no puedo quedarme callado después de leer sendas columnas de opinión firmadas por Luis Antonio Gómez Peñalver y otro autor que ahora no preciso, que exaltan la labor del congresista Alfredo Deluque Zuleta como si fuese un gran líder y benefactor de La Guajira. Y empiezo por decir que dichos textos son un insulto a la inteligencia al pretender que un político con un historial tan opaco de repente sea el salvador del departamento de La Guajira. La realidad es todo lo contrario: la gestión de Alfredo Deluque en el Congreso ha sido mediocre, orientada a su propio beneficio personal y al de su círculo familiar, no al bienestar del pueblo que dice representar. Opinión que muchos sienten pero que asimismo callan.

No, señor Gómez Peñalver: Alfredo Deluque no es el gran prohombre que usted pinta. Es un político que ha brillado más por su habilidad de permanecer en el poder y favorecer a los suyos, que por traer bienestar a la gente. Los guajiros no somos ciegos ni amnésicos. Sabemos que ha vivido del pueblo en vez de vivir para el pueblo. Y ya es hora de decirlo fuerte y claro, sin miedo y sin tapujos: a La Guajira no la ha beneficiado en nada la gestión de Alfredo Deluque, y merecemos dignidad, respeto y soluciones reales, no más propaganda vacía. La Guajira necesita un futuro distinto, lejos de quienes la han mantenido en la oscuridad por años. Y ese futuro empieza por desenmascarar las falsedades y exigir la verdad. 

A quienes insisten en pintar a Alfredo Deluque como un benefactor, les pregunto: ¿dónde están los resultados? No en los discursos, sino en la vida real de la gente. De su trabajo parlamentario en su oportunidad valoré dos iniciativas, porque impulsó una ley que regula el trabajo en casa en Colombia y otra relacionada con garantizar la seguridad alimentaria, pero concretamente para resolver problemas de La Guajira no hay nada. Los hechos hablan por sí solos y aplastan cualquier propaganda: no hay ninguna transformación positiva en La Guajira atribuible a Alfredo Deluque. Y los guajiros lo saben y lo han vivido en carne propia. Seguimos esperando un líder que de verdad se parta el lomo por sus paisanos en Bogotá, pero con Deluque solo se reciben promesas vacías y apariciones fugaces en campaña. Que no traten de engañar más con columnas de opinión; la realidad cotidiana desmiente sus alabanzas.

La cruda verdad Alfredo Deluque y su grupo político han dominado la política guajira por más de dos décadas, encadenando administraciones departamentales una tras otra. ¿Y qué resultados tienen los ciudadanos de a pie? Los mismos problemas de siempre. Hoy La Guajira sigue sumida en el atraso: 45% de su población con necesidades básicas insatisfechas en pleno 2025, los peores indicadores de pobreza multidimensional, resultados mediocres en las pruebas saber del Icfes. Miles de familias sin agua potable, sin alcantarillado, sin electricidad confiable, carreteras intransitables que tienen contratos vigentes de mantenimiento. Hay decenas de obras públicas inconclusas bajo el sol guajiro, monumentos a la desidia gubernamental.

Durante los años de influencia de Deluque y su grupo, cientos de niños wayúu murieron por desnutrición y falta de atención médica, una tragedia humanitaria que apenas ahora comienza a remediarse. ¿Y qué ha hecho Deluque al respecto? Silencio sepulcral cuando podía hacer algo, y solo berrinches cuando le convino políticamente.

Y no se diga que esta réplica responde a resentimientos personales o conflictos de interés. Lo afirmo con total claridad y transparencia: en su momento, Alfredo Deluque me incluyó en una terna para la designación de gobernador de La Guajira por vacancia absoluta del cargo. Y tuvo que haber sido por mis méritos, porque no se entendería de otra manera. Sin embargo, siempre he tenido la impresión de que su gesto no fue más que una movida para darle legitimidad a esa terna. A pesar de los elogiosos comentarios que hicieron sobre mí los entonces ministros Mauricio Cárdenas y Alfonso Prada después de entrevistarme, los intereses de Deluque claramente estaban en otro sentido. Él sabía que yo no iba a ser su títere, y en eso no se equivocaba.

En otra ocasión, fui yo quien lo buscó, porque había sido candidato al Senado por el partido Cambio Radical, el cual hacía parte de la coalición que apoyó al gobernador que le anularon la elección. Pero en esa segunda oportunidad, Deluque ni siquiera respondió. Tal vez por la misma razón: yo no era útil a sus intereses personales, porque nunca aceptaría ser un instrumento de nadie. 

Pero nada de lo anterior me condiciona ni me impide opinar con total independencia y responsabilidad sobre la situación de La Guajira y el papel que Alfredo Deluque ha jugado en ella. La paciencia de La Guajira se agotó. Es hora de dejar de aplaudir a quien no lo merece y de exigir cuentas a quienes han fallado. Y como dijo el filósofo de La Junta: «Se las dejo ahí…” @LColmenaresR


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