En medio de un departamento históricamente olvidado por el Estado, el reciente nombramiento de Oriana Zambrano como Secretaria de Asuntos Indígenas de La Guajira debe representar una bocanada de esperanza para la realidad wayuu.
Considero que su designación constituye un acierto significativo que podría marcar un antes y un después en la gestión de los asuntos indígenas del departamento.
La doctora Oriana no llega a ese cargo por casualidad. Su trayectoria como abogada, su experiencia política como exdiputada y su candidatura a la Alcaldía de Maicao tienen que haberla dotado de un conocimiento profundo sobre los complejos desafíos que enfrentan las comunidades wayuu. Su formación profesional y su activismo en defensa de los derechos de los pueblos indígenas la posicionan como una figura idónea para asumir este reto, especialmente en un momento crítico donde la implementación de sentencias cruciales como la T-302-16, T-704-17 y T-415-18 requieren de un liderazgo firme y comprometido.
Su ascendencia wayuu y convivencia directa con los problemas que aquejan a estas comunidades le otorgan una sensibilidad especial para abordar temas tan complejos como la desnutrición infantil, la falta de acceso al agua potable y las deficiencias en los servicios de salud. Estos no son problemas abstractos para ella, sino realidades con las que ha lidiado desde diferentes trincheras a lo largo de su carrera profesional.
Las críticas no se han hecho esperar. Algunos cuestionan su idoneidad por no dominar a la perfección el wayuunaiki. Sin embargo, esta objeción resulta superficial cuando se analiza el verdadero alcance de su misión. El wayuunaiki, aunque fundamental como vehículo de identidad cultural, no constituye un impedimento para llevar a cabo una gestión efectiva cuando existe la voluntad de tender puentes y construir diálogos interculturales.
Lo que realmente se necesita en la Secretaría de Asuntos Indígenas es una líder con determinación, capacidad de gestión y un profundo respeto por la cosmovisión wayuu. A lo largo de su trayectoria, Oriana Zambrano ha demostrado que tiene estas cualidades y su nombramiento representa una oportunidad para transformar la relación entre el Estado y las comunidades indígenas de La Guajira.
Uno de los mayores retos que enfrentará la nueva secretaria será impulsar el cumplimiento efectivo de las sentencias de tutela mencionadas. La T-302-16 que declaró un estado de cosas inconstitucional frente a la protección de los derechos al agua, salud y alimentación para las comunidades wayuu de Riohacha, Manaure, Uribia y Maicao; la T-704-17 que reconoció derechos fundamentales de las comunidades afectadas por la expansión del Puerto Bolívar y la explotación minera de Cerrejón; y la T-415-18 que tuteló derechos fundamentales a la vida, dignidad humana y agua potable para los miembros de las comunidades indígenas de Warrutou, Warraliet, Juisharou, Topia y Tres Bocas, en el municipio de Uribia.
Estas sentencias, aunque representan avances significativos en el reconocimiento de derechos, han enfrentado enormes obstáculos para su implementación efectiva. La burocracia estatal, la falta de voluntad política y, sobre todo, la presencia de oportunistas que buscan lucrarse con los recursos destinados a las comunidades indígenas han impedido que estas decisiones judiciales se traduzcan en mejoras concretas para la calidad de vida del pueblo wayuu.
La doctora Oriana Zambrano tiene ahora la responsabilidad histórica de poner freno a estas prácticas corruptas, garantizando que los recursos y programas derivados de las sentencias lleguen efectivamente a quienes más los necesitan y, en tal sentido, su designación no puede quedarse en un simple cambio de nombres en el organigrama departamental. Su gestión debe caracterizarse por acciones concretas que transformen la realidad de las comunidades wayuu, abordando problemas estructurales como la desnutrición infantil, la falta de acceso al agua potable y las deficiencias en los servicios de salud.
Como sociedad, debemos apoyar esta gestión, pero también vigilarla críticamente, exigiendo resultados concretos que se traduzcan en mejoras tangibles para la calidad de vida del pueblo wayuu. Solo así podremos honrar el espíritu de las sentencias que han reconocido sus derechos y avanzar hacia una Guajira más justa, inclusiva y respetuosa de su riqueza cultural.
El camino no será fácil, pero confío en que la doctora Oriana Zambrano tiene los pergaminos necesarios para dejar una huella indeleble en la historia del departamento, demostrando que cuando existe voluntad política y compromiso genuino, es posible construir un futuro digno para las comunidades indígenas.
Y como dijo el filósofo de La Junta: «Se las dejo ahí…” @LColmenaresR
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