fbpx
Seleccionar página
Niños desnutridos y sin educación en La Guajira
30 de septiembre de 2021
Comparte con otros

Han transcurrido mas de 20 siglos desde que se conoce la famosa frase que se atribuye al filósofo Pitágoras “Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres”, y que en sí misma se constituye en dogma, una máxima irrefutable: hay que educar a los niños para hacerlos hombres útiles a la sociedad.

Los niños son el futuro de la humanidad. Y tengo mucho respeto por las personas que han tomado la decisión de no tener hijos. Tengo varios amigos que ya lo han resuelto, pero estoy convencido que es una decisión mezquina y egoísta independiente de los argumentos que invoquen para justificarla.

Cuando conversamos al respecto siempre les digo si han pensado lo que hubiera sido de ellos si sus padres hubieran tomado la misma decisión: ¡no hubieran nacido!

Cuando a los niños se les niega la posibilidad de nacer o de crecer también se está negando la posibilidad de que exista la humanidad.

Volviendo a la máxima de Pitágoras, a los niños hay que enseñarles a comportarse; en el transcurso en los primeros años de la vida hay que enseñarles el respeto a los demás, la justicia, que aprenden a amar al prójimo como a ellos mismos, que aprendan a no hacerle a otra persona lo que no quisieran que les hicieran a ellos.

Es decir, hay que hacerles entender con buen trato y consideración que no son dueños del mundo y que los demás tampoco vivimos en arriendo; que aprendan a convivir para que en el futuro sepan comportarse en sociedad. Pero todo depende de nosotros los adultos.

El niño que no respeta a los padres, que hace pataleta por todo, que los padres le enseñan con golpes, que se le complace con todo lo que pidan independiente de lo que tengan que hacer los padres para complacerlo o de lo contrario desarman la casa, lo mas seguro es que cuando sean adolescentes empezarán a crearle problemas difíciles a los padres, o en una madrugada salen borrachos en el carro y atropellan a otros seis, o en edad adulta golpean por cualquier cosa a la pareja, en fin, seguro que tendrán problemas de comportamiento individual y social en el futuro.

Pero además de la formación de los niños, también es importante la alimentación. Los niños no pueden crecer con hambre, los niños no pueden crecer desnutridos.

Y en este sentido llama la atención el informe presentado por la Defensoría del Pueblo sobre el estado de la desnutrición de la primera infancia en Colombia: “Desnutrición en la primera infancia. Causas estructurales y vulneraciones prevenibles y evitables”. 

Estableciendo en dicho informe que solamente en el año 2020 hubo 9902 niños que padecieron de desnutrición aguda, lo cual traduce bajo peso para la talla; y el top 5 de los departamentos con el mayor número de niños desnutridos fueron Bogotá con 1756, en La Guajira 1121, Antioquia con 724, en Cundinamarca 625 y el departamento del Cesar 493.

Un informe de la OEA y el Banco Mundial concluyó que, a partir de la evidencia científica, el niño que no se alimente bien durante los primeros años de vida se le retarda el crecimiento, con profundos efectos en la salud, no desarrolla habilidades para aprender, tampoco se comunica bien ni piensa de manera analítica, dificultades para socializarse efectivamente y adaptarse a nuevos ambientes y personas.

De tal manera que la buena alimentación en los primeros años de vida es la principal defensa contra muchas enfermedades infantiles que le pueden dejar secuelas permanentes a los niños por el resto de su vida. Es como si fueran condenados a una cadena perpetua.

«Cuando no hay suficiente comida, el cuerpo tiene que tomar una decisión sobre cómo invertir la cantidad limitada de sustancias alimenticias disponibles. Primero está la supervivencia, luego el crecimiento. En cuanto a la nutrición, el cuerpo parece que está obligado a clasificar el aprendizaje en último lugar. Es mejor ser estúpido y estar vivo a ser inteligente y estar muerto». Concluye el informe de la OEA y el Banco Mundial.

Por eso no puede menos que calificarse de tragedia humana lo que sucede con nuestros niños de La Guajira, sobre todo los niños de las comunidades wuayúu. No tiene ninguna explicación ni justificación lo que dice el informe de la Defensoría del Pueblo, en el sentido de que “Para el año 2016, el INS reportó 355 muertes por desnutrición en todo el país; 70 se registraron en el departamento de La Guajira, lo que equivalía al 20% de las muertes por desnutrición infantil en Colombia. Para ese año, el 54,6% de los casos notificados de mortalidad por causas de desnutrición en menores de cinco años correspondió a niños y niñas indígenas.”

¿Qué pasa con las órdenes de la Corte Constitucional en la sentencia T302/19 a entidades públicas del orden nacional, departamental y municipal para proteger los derechos fundamentales a la salud, agua y alimentación de la niñez del pueblo wayuu del departamento de La Guajira?

¿Qué pasa con las políticas públicas relacionadas con alimentación de la niñez del pueblo wayuu del departamento de La Guajira?

¿Dónde se están quedando los recursos que son asignados a través del sistema general de participaciones para los resguardos indígenas?

El niño con hambre no puede estudiar. El niño desnutrido no está en capacidad de aprender. Los niños de La Guajira, como todos los niños del mundo, tienen derecho a la alimentación y a la educación, pero los gobiernos nacional, departamental y municipal les están negando esos derechos.

El daño que se hace a un niño no puede tener perdón. @LcolmenaresR


Comparte con otros

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *